18 de septiembre de 2009

Inglourious Innovation!

En más de una ocasión hemos oído esta frase en alguna implantación (maldita innovación!), en la cual el resultado obtenido distaba mucho del esperado.

El éxito de un proceso innovador no depende únicamente de contar con los recursos (ya sean tecnológicos, materiales, conocimiento, humanos, etc), sino en la forma en el que proceso se lleva adelante.

Gestionar la innovación constituye un proceso continuo de adaptación, y cambios en las compañías respecto a las necesidades internas, y del entorno. El lograr procesos innovadores que resulten en éxito, y con ello la ampliación de beneficios, se han de tener en cuenta estas cinco fases claves:


  • Vigilancia: Internamente como externamente a la compañía, se ha de realizar una vigilancia constante, en busca de señales de oportunidades que mejoren el desempeño de las compañías.

  • Focalización: Los esfuerzos y la atención innovadora se han de centrar en una estrategia concreta de mejora, o solución específica a un problema. Teniendo presente, que no se pueden abarcar todas las oportunidades, se han de seleccionar y priorizar aquellas que contribuyan a mejorar las funciones y condiciones de las aseguradoras.

  • Capacitación: Aquí no sólo nos referimos a los recursos necesarios o estrategia de innovación, o tecnología, sino también la búsqueda y generación de información para la puesta en marcha del plan de innovación.

  • Implantación: Aquí es donde la práctica de la idea innovadora, se ha de legitimizar y hacerse propia por parte de la compañía, siendo la promotora de procesos efectivos y beneficiosos para esas oportunidades o problemas detectados en la focalización.
  • Aprendizaje: Al ser un proceso continuo, se ha de aprender de la experiencia, así como reflexionar sobre elementos anteriores y revisar éxitos y fracasos. Esto significa, llevar un seguimiento que permita evaluar las diversas experiencias innovadoras llevadas a cabo por la compañía en el tiempo.

Si las aseguradoras en particular, y compañías en general, incorporan como norma y expectativa la innovación, favorecerán la capitalización de las oportunidades para procesos innovadores.

Por último, y no menos importante, es que para una proceso de innovación no hay recetas infalibles, ya que cada proceso es único y dependerá de las capacidades de cada compañía. La experimentación permitirá acertar con la fórmula adecuada para cada una de ella.

Para ir conociendo toda esta metodología y/o procesos implicados, iremos complementando muy pronto en diversos posts.


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